jueves, 7 de abril de 2011

CRONICA- "Domingo en FLIA"

Cronica de la 6ta FLIA en el marco del Decimo Aniversairo del CC Daniel Omar Favero


Introducción: La esquina

La calle hace un alto y extiende sus brazos húmedos por la lluvia de la mañana. Uno de ellos alcanza a tocar con sus extremidades la esquina de 117 y 40, donde se encuentran el Centro Cultural Daniel O. Favero y La Bicicletería. Ellas y ellos aparecen cruzando de vereda a vereda, buscando algún poste libre en el que atar sus bicicletas (de no encontrarlo no quedará mas remedio que apiñarla junto a las del resto, total, hoy todos esperan irse tarde, juntos). Un grupo se sienta un momento a tomar una cerveza por aquí, otro se levanta y dispersa encarando los diferentes puestos de la FLIA por allá.

Los sentidos tendrán hoy un banquete. La tarde está grisácea-amarilla. La tormenta se decide a dar tregua momentáneamente y deja que filtren algunos rayos de sol de tardecita. El olor a lluvia sube desde el asfalto. Se secó por partes para ser asiento de las rondas que empiezan a pasar el mate.

Desde el fondo de la calle se ve pasar caminando a dos chicos con una tarima de madera y cables. Están preparando el escenario abierto para los artistas que quieran subir a expresarse con la música, con la poesía.

Los puestos se acomodaron en las esquinas. Cada quien con su cada cosa: artesanxs, diseñadorxs de ropa y accesorios, músicos que editan sus propios discos, poetas, publicaciones independientes, editoriales que a pulmón y convicción abren la puerta a títulos y autores que el mercado no está interesado en publicar, fotógrafxs, artistas plásticxs, grupos de teatro.

Los vecinos del Barrio Hipódromo recorren el festín que ha tomado la calle. La muestra de producción cultural independiente ha elegido la esquina de sus casas para cobrar vida una vez más y vuelto a sus umbrales el escenario perfecto para la 6° Feria del Libro Independiente y Autogestiva de La Plata.

Nudo: Los “Flieros”

Rubén Bocasucia tiene una editorial independiente: VomitArte. Edita por su cuenta y de modo artesanal “los escritos de aquellos autores que han aportado (directa o indirectamente), a la causa de la emancipación del ser humano”. Vende a dos o tres pesos los libros que él mismo arma.

Pero además de participar activamente de esta tarde de Feria, Ruben es organizador. Ha estado colgado de la idea desde el principio, encendiéndola siempre, no dejándola apagar, como muchos de los que hoy se hacen presentes en este espacio de desarrollo cultural.

La FLIA nace en La Plata como necesidad de generar un espacio en el que los artistas independientes, los que están por fuera del circuito comercial de las grandes discográficas y editoriales, puedan mostrar lo que hacen. Gran parte de la identidad de esta Feria es su característica de autogestión, sin aportes del Estado o de empresas, a pulmón, al igual que el trabajo de los “flieros”.

Y como todo tiene que ver con todo, hasta la elección de los espacios se ajusta a ese criterio. El Centro Cultural Daniel O. Favero abrió sus puertas en esta oportunidad, en su décimo cumpleaños, porque entiende de festejos y elige muy bien a sus invitados.

David estudia Periodismo. Hoy está con su puesto de Pixel y los libros que esta editorial ha conseguido sacar a la luz. Hace dos años que editan libros de autores de la zona y por primera vez se animan a una compilación de textos de Rodolfo Walsh: “Antes hasta encuadernábamos nosotros”. Hoy logran que sus ediciones sean de mayor cantidad (doscientos libros por tirada) y venderlos en algunas librerías de la ciudad que dejan un cachito de lugar a las producciones independientes.

Internet es el gran medio de difusión de estos días, pero eso no elimina el modo más antiguo de promover un encuentro: el boca en boca. Cada uno carga con su iniciativa, su expectativa, su ilusión y energía puestas en este espacio y lo reproduce, lo divulga, lo grita, y entrega un papel recordatorio por si acaso.

Así fue que llegamos la mayoría a esa esquina. Cada quien eligió su anzuelo preferido y atrapó un par de peces curiosos. Los hizo preguntarse, detenerse un rato entre sus creaciones, interesarse por un título, un color, una forma, una canción y hasta en algunos casos, le regaló la sensación de ser parte, desde el lugar del receptor, de una obra creativa, nueva, diferente y sobre todo, genuina.

Desenlace: Despedida-zambullida

El grisáceo le fue ganando al resto de los colores. A todos, no se salvó ninguno. La luz de la calle se encendió y dio la señal de arranque. El escenario cobró vida y le cantó a las paredes de las casas viejas, le leyó poemas a los árboles de la esquina. La resistencia es algo innato, hay quienes deciden ejercitarla más que otros y por eso, los más rebeldes seguían apiñándose (y acercando su vista a los textos y artesanías para distinguir con más claridad los signos), dispuestos a exprimir el último día de FLIA.

El viento empezó a levantarse como avisando que fuera redondeando la cosa. Y justo después de que la banda de turno terminara de tocar “La Gota Fría” - y en esto debo permitirme un paréntesis: aplaudo la elección de la canción, no sólo por su título premonitor, sino también por que este vallenato devenido en cumbia ha sido bailado por generaciones y eso incluye sin duda a más de un o una vecinx del Barrio Hipódromo – (retomo) justo después de que sonara “La Gota Fría”, se vino la lluvia y con ella, las corridas de los asistentes, puesteros y organizadores.

La 6° FLIA La Plata terminaba. No por voluntad propia sino por caprichos del clima. Hasta la próxima edición, la séptima, un poco más gorda, más sabionda y de brazos abiertos a lxs artistas, inventorxs, creativxs. En fin, a lxs soñadorxs.


Mariana Arocena

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